Salto BASE ¿el Ícaro moderno?

Salto BASE ¿el Ícaro moderno?

Variante del paracaidismo, es considerado el deporte más extremo del mundo, y su tasa de muerte es 1 en 2.300 saltos, superando ampliamente al ala delta y su precursor, también actividades de importante riesgo.

Las ansias del ser humano por volar no son nuevas, y pareciera que siempre se quiere lo que no se puede. Derivación del salto en paracaídas, el salto base se realiza desde un objeto fijo munido de un traje de diseño especial, donde los brazos se enfundan en una suerte de alas y las piernas en un símil de cola de ave. Año a año, gana en fanáticos que cumplen el sueño de ser “hombre-pájaro”. Para sumar riesgo a la aventura, sólo posee un paracaídas, adosado a un traje forrado de paneles y bolsillos que se hinchan para dar base a la sustentación. Su nombre B.A.S.E deriva de un acrónimo de los cuatro tipos de objetos fijos desde donde se puede elegir saltar, considerado cada uno como categorías diferentes dentro del deporte: 

B de Building (edificio); A de Antenna (antena, chimenea y torres de tendido eléctrico); S de Span (arcos colgantes y puentes); y E de Earth (tierra, precipicio o formación natural).Fue el cineasta Carl Boenish quien inventó la sigla y filmó los primeros saltos en estas modalidades en 1978. Dado que el riesgo es extremo se realizan cursos de capacitación exhaustivos para quienes quieren incursionar en este deporte y cada salto es analizado con antelación, sumando cálculos y controles para efectivizarlo sólo en las condiciones adecuadas. Aun así, es tan peligroso que algunos países, entre ellos España, analizan la posibilidad de prohibir su práctica.

Jugar a volar

Ya desde la mitología se cuenta la leyenda de Ícaro, que con alas de cera quiso llegar al sol, pero éstas se derritieron y así halló su fin. En la historia aparecen antecedentes aislados de los comienzos del salto base, como en 1783, cuando Louis-Sébastien Lenormand hizo el primer salto en paracaídas desde la torre del observatorio de Montpellier, precediendo al salto de un globo de André Garnerin; en 1912 Frederick Law saltó con un equipamiento parecido desde la torre Eiffel, y un año más tarde se sumó a estas proezas el estadounidense Stefan Banic que, para hacer la demostración de un nuevo tipo de paracaídas, se arrojó en vuelo desde la Oficina de Patentes de EEUU. Otras experiencias más modernas en ese país y en Europa terminarían por modelar el deporte actual, que en Latinoamérica comienza a difundirse con la primera presentación de paracaidismo y turismo de aventura en la feria turística FITCAR 2004, en Caracas-Venezuela.

Sobre la motivación que lleva a practicar este deporte “extremo entre los extremos”, un estudiorealizado por Eric Brymer, profesor adjunto de la australiana Queensland University of Technology, que actualmente trabaja en Leeds Beckett University del Reino Unido; y el profesor Robert Schweitzer, también de la QUT, coinciden en que “lejos de los supuestos tradicionales que se centran en el riesgo, la participación en los deportes extremos ayuda a tener experiencias psicológicas más positivas y expresa valores humanos como la humildad, armonía, creatividad, espiritualidad y un sentido vital de sí mismo que enriquece la vida cotidiana”. Hay opiniones, sin embargo, que centran la motivación más que en cuestiones psicológicas o espirituales en la reacción biológica que produce este tipo de prácticas.

Los investigadores de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, y de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York, sugieren que “algunas personas tienden a vivir al límite, lo que implica al neurotransmisor de dopaminahacer sentir bien al cerebro cuando se realizan deportes de riesgo. La dopamina es la responsable de hacer que nos sintamos satisfechos cuando hemos comido abundantemente, o cuando nuestro equipo de fútbol gana, e incluso cuando la persona toma drogas estimulantes… También es la responsable de la sensación que tenemos cuando hacemos algo atrevido, como puede ser practicar esquí al límite o saltar en un paracaídas”, dicen.

Cada deportista conocerá los motivos que lo llevan a poner en riesgo su vida y qué le produce la experiencia, pero es vital la capacitación previa y los controles adecuados.