La Ciclo Vida

La Ciclo Vida

15 enero, 2021 6 By Sebastian Bustos

¿Qué atesora el círculo como forma y contenido, como pensamiento, en nuestra vida cotidiana?

El Circulo. Siempre que estoy a la espera en el teléfono mi mano toma el lápiz y automáticamente comienza a hacer un redondel, y pegado a este, otro que va creciendo en grosor por los continuos trazos. La sensación que me queda es la de curiosidad, y concentro mi mirada en uno de esos anillos como queriendo ver a través de ellos “algo” que está ahí, frente a mis ojos, pero no soy capaz de percibir, pero sí de sentir. 

Desde siempre

Investigando, descubrí que en la Geometría Sagrada el circulo “es la forma que contiene a las demás formas”. Unas de esas tantas formas son los cinco sólidos platónicos, de los cuales se derivan todas las formas creadas en este Universo; tanto en el micro como el macro cosmos (“Como arriba, es abajo. Como abajo, es arriba”. Principio de correspondencia. El segundo de los siete principios del Kybalion), los cuales se han unido y combinado entre sí dentro de ese círculo como un huevo o cigoto para dar origen a “La Flor de la Vida”, imagen antiquísima que se ha encontrado en regiones y culturas distantes como Europa, China, India, Méjico y Egipto. 

“El círculo contiene a la Vida”, tuve esa frase en mi cabeza. La Vida es lo que me “rodea”, lo que me “circunda”. Y desde ahí comencé a entender al círculo por lo que simboliza: “contener Vida y/o ser contenido para dar Vida”. ¿Ejemplos? A nivel cósmico, los astros; a nivel humano, la panza conteniendo a un bebé; cada uno de nuestros 5 sentidos que se expresan externamente a través de esa forma (las fosas nasales, las órbitas oculares, la boca, los orificios auditivos y las huellas dactilares); en la Naturaleza, nuestro planeta y sus ciclos estacionales, las burbujas, muchas frutas y semillas; en las culturas, los mandalas, el calendario maya, el símbolo del yin y el yang, las rondas rituales. La lista podría continuar eternamente. Pero quisiera detenerme en estos dos últimos ejemplos los cuales han sido muy significativos en este círculo que corre y se expande espiralado que llamo “Vida”: la ronda y la filosofía oriental. Gracias a la danza he vivenciado y hecho carne el círculo con otras personas, y así seguir descubriendo algunos otros de sus misterios, pues la ronda nos pone a todos a la misma distancia, nos obliga a observarnos (mirar hacia el centro, hacia uno mismo), movernos juntos, así las desigualdades se van desdibujando y nos hacemos uno con el todo. 

Y en el todo está la dualidad, el Divino masculino y el Divino femenino, el yin y el yang, causa y efecto (karma), salud y enfermedad… así, una vez más caí bajo el encanto de ese efecto hipnótico que contiene la simbología de los ciclos. Y mi forma de experimentarlo a través de mis sentidos fue con el shiatsu (masaje tradicional japonés) en donde me enseñaron que esas energías corren por nuestro cuerpo por medio de canales (meridianos) formando un circuito perfecto que si es obstruido por alguna inflamación o emoción podría transformarse y traducirse como enfermedad. “La finalidad del terapeuta de shiatsu es hacer que la energía del paciente vuelva a su ciclo natural. Así habrá salud”, nos decía nuestro sensei. Nuevamente, la respuesta estaba ahí, en la circulación, en esa danza intensa y circular de la energía que baila al ritmo de la Vida. Cabe entonces preguntar: ¿Adónde germinarías tu Flor de la Vida?

Por Sebastián Bustos: terapeuta e instructor de danza, especializado en shiatsu y masaje tailandés. sbmasajes@gmail.com