La naturaleza desde los niñ@s

La naturaleza desde los niñ@s

23 julio, 2021 0 By Liliana Segre

Más allá de las reuniones de socios con carácter deportivo o social, algunos emprendimientos hacen de los countries buenos ejemplos para los niños y niñas.

Hasta ahora nos ocupamos de contar, siempre hablando de la zona Norte del Gran Buenos Aires y en relación con lo que pudimos observar a través de más de 50 años de observación silenciosa, como nacieron los countries, que cambios se fueron realizando dentro y fuera de ellos, teniendo en cuenta la explosión poblacional del entorno, (Pilar, Tortuguitas, Escobar, Manswich), también hablamos del cambio generacional y las diferentes modas arquitectónicas. En este caso nos interesa enfocar nuestro interés en el interior de estos barrios cerrados, y a sus integrantes. 

Protagonistas

Los socios en general son un grupo de personas que comparten gustos en común, y es habitual que, para organizar estas comunidades, se formen comisiones deportes, de cultura, de medioambiente. Esto permite, asimismo, la interacción entre los diferentes countries, que por este medio organizan en cada rubro sus torneos y reuniones, desde un abierto de golf a un recital, desde una visita destacada a un encuentro solidario. Una interacción entre comisiones deferentes barrios se puso en evidencia cuando aparecieron las ardillas de vientre rojo, hecho que pudimos relatar en detalle en la revista en edición de mayo de 2011, con el artículo “Las pícaras ardillas importadas”, cuando los roedores empezaron a verse de Luján a Mercedes. 

Como ambientalista, más que este tipo de acciones me interesa la posibilidad de generar respeto y amor por el medio ambiente, algo que debería estimularse en los niños que tienen la suerte de vivir en un espacio donde el contacto con la naturaleza es constante. Algunas actividades infanto juveniles reúnen niños en grupos diferenciados por edades y puede participarse desde los 2 años y medio hasta los 11 generalmente. Lo primero que se estimula es la interacción entre ellos, aprender a compartir los objetos, las experiencias, los problemas y festejar los éxitos. La tecnología, es decir, básicamente el uso los celulares desde edades casi infantiles, fueron siempre un engorro, pero paradójicamente la pandemia nos permitió cambiar clases en espacios cerrados, con pizarrón y/o diapositivas, por experiencias con el medio ambiente. Recoger hojas, mirarlas y juntar las más parecidas para collages. Identificar formas y perfumes, son una buena medida de abordar la botánica. A algunos más grandes se les enseña una “Guía de la Naturaleza”, que incluye pistas orientativas, descubrir la ubicación según el lugar del sol o aprender que cuando al oeste hay nubes, es probable que muy pronto llueva. También, se les enseña a hacer mapas con palitos que encontraron en el bosque, teniendo como premisa, nunca destrozar. Al final de la actividad se recoge lo que queda, separando por un lado lo reciclable (vasos, cajitas de plástico), y por otro, restos de comida, servilletas, etc.

Lo relatado permite pensar que los countries no sólo son pulmones verdes dentro de densos espacios poblacionales, sino también semilleros de futuras generaciones en las cuales puede cultivarse el amor por la naturaleza desde el punto de vista artístico, (cuadros, esculturas, fotografías, collages) como dentro del punto de vista medioambiental, estimulando el estudio de la biología y por qué no de nuevas plantas medicinales a través del estudio botánico.

De este modo, casi obligado, la naturaleza nos regala un antídoto a los malos tiempos, anteponiendo su cuidado a su innecesaria destrucción.