El caño mágico

El caño mágico

17 septiembre, 2025 0 By Pablo Donadio

En plena ciudad de Santa Fe, una esquina convoca a propios y ajenos. A un lado, está el Patio de la Cervecería, y al otro, la fábrica que produce para 16 marcas y envía, mediante su cervezoducto, cerveza fresca sin pasteurizar.

El lomo marrón del Paraná, transformado aquí en laguna, viaja cargado de historias.
Dicen que no hay santafecino que no tenga una anécdota en torno a él. Su errante naturaleza habita por acción u omisión en la mayoría de las tradiciones locales, y la cerveza, elaborada con su agua, es un ejemplo. “Santa Fe duplica el consumo nacional, probablemente por el calor agobiante que tenemos incluso fuera del verano, pero por el otro, por la maestría de los inmigrantes que lograron crear un
producto verdaderamente distinto”, asegura Mariana Nadalich, guía del museo inmerso en la propia empresa cervecera. Frente a la planta industrial donde nos cuenta esto, se ve el Patio de la Cervecería, un espacio gastronómico ubicado justo enfrente, y donde se ve legar el singular cervezoducto.


La obra
Con 300 metros de cañerías que viajan desde los tanques de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) y atraviesan por el aire la calle Calchines, para descender en cuatro tanques pequeños, el cervezoducto, emblema local. En ese trayecto, se activa una técnica de aislación y refrigeración interna que permite conservar 600 litros diarios a 1º centígrado, tal cual salen de los tanques fabriles. “Es una cerveza sin pasteurizar que dura apenas unas semanas, frente a los seis meses de las comerciales. Por eso sólo viaja por allí nuestro liso Santa Fe, con su color rubio original, y una suavidad y frescura que no se consigue en otra provincia ni en otra ciudad”, completa la guía. Ideada por el entonces Director General de CCU,
Fernando Sanchís, la obra tuvo un costo de 250 mil dólares y meses de arduo trabajo.
“El terreno donde se construyó el espacio gastronómico siempre perteneció a la empresa, pero en una ocasión funcionó como fábrica de hielo, en otra como depósito… fue recién hacia el 2010 que se decidió ponerlo en valor para revivir la costumbre de juntarse entre amigos y familiares como pasaba en los barrios”, cuenta Juan Pablo Barrale, Gerente de Asuntos Corporativos. Pescados de río, carnes asadas,
picadas y desde luego pizzas, desfilan hacia las mesas acompañadas de rubias, rojas y negras que la misma fábrica elabora, aunque el liso encabeza el podio de un lugar que recibe más de 800 personas diarias en temporada. La planta cuenta también con un museo que invita a un recorrido interesante por el sistema de producción y la historia de la casa que hoy oficia de administración. Allí pueden verse recuerdos, viejas máquinas, documentos de los fundadores y envases antiguos.


Aguas ideales
“Mi bisabuelo Guillermo era amigo de Otto. Viajaron junto a otros compañeros desde Europa y recalaron en San Carlos, una ciudad que queda unos 50 kilómetros hacia el oeste. Luego mi bisabuelo se dedicó a otra cosa, y Otto a lo suyo, la cerveza”, recuerda Juan Bauer, artesano local. Proveniente de una familia con larga tradición en la materia, Otto Schneider trabajó en la Cervecería San Carlos, una de las
primeras en el país y de algún modo forjadora de la identidad cervecera que hoy se palpita en toda la provincia. La disponibilidad de tierras con acceso al puerto y al ferrocarril, la experiencia de esos inmigrantes centro-europeos ya instalados, y el agua del Paraná que a muchos les recordaba la de Munich o Pilsen, fueron factores claves para que Schneider se instalase ya como Maestro Cervecero en la Cervecería Santa Fe, fundada en noviembre de 1912. A mediados de 1930 la producción ya se
había instalado socialmente entre los santafesinos, y sus “recreos” y “patios” – precursores de las actuales choperías- eran un lugar de pertenencia. “La fábrica estuvo en manos nacionales hasta 1995, pero una crisis derivó en la compra por parte de un grupo de capitales de Chile y Holanda, que armaron el grupo CCU Argentina con esta planta, y otras dos en Salta y en Luján (Bs. As). Trajeron tecnología de
Alemania y Países Bajos para la producción, transformando la fábrica en una de las más modernas del continente”, agrega Nadalich. Actualmente, se elaboran allí un millón de litros por día para las marcas nacionales Santa Fe, Schneider, Córdoba, Imperial (cinco variedades), Bieckert, Palermo, Salta, Isenbeck, Norte e Iguana. Y Warsteiner, Amstel, Grolsch, Heineken, Miller y Blue Moon bajo licencia extranjera.

Datos útiles
Patio de la Cervecería
Calchines 1398
IG: @patiocerveceriasantafe
Museo
Calchines 1401
Turnos visitas (martes a sábados según cupo): +54 9 3426 123666
www.paseodelacerveceria.com.ar